miércoles, 8 de enero de 2014
CAPITULO 104
Pedro
Había pasado un tiempo desde que había entrado en la casa de mi papá en Beverly Hills. La última vez que lo visité, estuve borracho la mayor parte del tiempo y de fiesta con él. Ésta sería una visita muy diferente. Ya no era más ese tipo. Puse la maleta de Paula en el dormitorio que mi padre dijo que era mío. Fue donde siempre había dormido cuando venía a visitarlo.
—Esto es simplemente... guau —dijo Paula entrando detrás de mí.
Había estado deteniéndose y conociendo el lugar desde que habíamos pasado la puerta principal.
Por suerte, Daniela y Mateo no habían estado allí para recibirnos.
Quería tiempo con Paula para establecernos. El viaje en avión había sido largo y podía ver el cansancio en su rostro.
—Aprenderás que las leyendas del rock están un poco del lado llamativo.Les gusta hacer alarde de su éxito con las cosas —le expliqué.
—Puedo verlo. Seguro que han hecho un buen trabajo en hacer alarde de este lugar —dijo, acercándose a la
cama y luego dándose cuenta de que era demasiado alta para ella. Echando un vistazo por encima de su hombro me frunció el ceño—. ¿Cómo diablos voy a ser capaz de subirme en esta cosa?
No pude contener la risa.
Se veía tan malditamente perpleja.
—Te daré un pequeño taburete.
Paula sonrió y negó con la cabeza.
—Eso es una locura. Así que, si quisiera acostarme ahora... ¿Cómo podría hacerlo?
Me acerqué a ella, puse mis manos en su crecida cintura y luego la levanté y coloqué sobre la cama.
—De esa manera —le respondí y me senté a su lado antes
de lanzar una pierna sobre las de ella y acomodarme a su espalda—. Si no te vieras tan cansada, podríamos probar esta cosa —bromeé.
Se tapó la boca mientras bostezaba y me dio una sonrisa soñolienta.
—Puedo estar despierta —me aseguró y volvió su pecho hacia el mío.
Era tentador, pero sabía que su cuerpo necesitaba descanso. Le di un beso en la nariz.
—Estoy seguro de que podrías, dulce Pau. Pero ahora mismo lo único que quiero hacer es masajear tus pies y pantorrillas mientras te relajas y duermes.
Sus ojos brillaron contentos. —Oh, ¿lo harías? Se sienten tan entumecidos después del vuelo.
—Reposa la cabeza sobre la almohada y me desharé de estos zapatos que,por cierto, no son precisamente un buen calzado para que camine una mujer embarazada. Deberías haber usado tenis, no tacones.
Paula volvió a bostezar y se recostó en la almohada con un suspiro. —Lo sé.Sólo que no quería llegar al aeropuerto luciendo desaliñada.
Nunca podía verse desaliñada. —Eso sería imposible.
Ella sonrió y cerró los ojos cuando comencé a frotar
su arco. —Sólo porque me quieres.
—Más que la vida. Pero eso no me convierte en ciego. Serías caliente en un saco de patatas.
Ella no dijo nada. Tenía los ojos cerrados y su sonrisa aún persistía. Puse mi atención en masajear sus pies cansados y luego me abrí camino hasta sus pantorrillas.
En el momento en que hube terminado, ella estaba respirando lenta y regularmente. Tiré de la manta sobre ella antes de salir para dejarla descansar.
***
Luca estaba recostado en el sofá de cuero negro seccional que ocupaba la mayor parte de la sala de entretenimiento. Tenía su último álbum sonando a través de los altavoces y jugaba Halo en su Xbox con un cigarrillo colgando de su boca.
—Mientras estemos aquí, por favor, no fumes cerca de Paula —dije cuando entré en la habitación.
Luca miró por encima de su hombro y sonrió.
—No lo haré. No quiero hacerle daño al niño.
Puso pausa en su juego, arrojó el control a la larga y elegante mesa roja que se encontraba delante del sofá y cogió su vaso. No tuve que preguntar para saber que era whisky.
—¿Nuestra chica está tomando una siesta? —preguntó apoyando los pies sobre la mesa.
El hecho de que llamara a Paula “nuestra chica” me hizo reaccionar de la manera equivocada. Ella era mi chica, de nadie más.
Esa era la forma en que mi padre hablaba. Actuando como si fuera una cosa de los dos. Siempre lo hacía.
—Mi chica está dormida. Estaba agotada —respondí, tomando asiento en el otro extremo del sofá.
Luca se rió y tomó un trago de su whisky y luego una calada a su cigarrillo.
—Eres posesivo como un pequeño hombre de las cavernas, ¿no es así? No obtuviste eso de tu viejo.
No obtuve un montón de cosas de él, pero no dije eso.
—Haré lo que sea necesario para hacerla feliz. Pero seré yo el que la haga feliz. Siempre. Sólo yo.
Luca dejó escapar un silbido y meneó la cabeza mientras se quitaba el cigarrillo de los labios y sacudía la ceniza en un cenicero.
—Tarea difícil de cumplir. Buena suerte con eso. Las mujeres pueden ser unas perras a veces, sólo porque quieren. No hay nadie que pueda hacer feliz a una mujer cuando está siendo una perra.
Esta conversación no tenía sentido. Nunca había tenido una Paula en su vida. No tenía ni idea de lo que era.
Yo estaba aquí por una razón y quería resolver
el problema y volver a casa
—¿Dónde está Daniela?
Luca suspiró y torció sus ojos. —No está aquí en este momento, gracias a la mierda. Es una perra loca.
—¿Dónde está Mateo? —le pregunté, tomando la decisión de ignorar su opinión sobre Daniela.
—¡Estoy jodidamente aquí! ¡Ahí está el hombre! Mírate todo crecido como mierda varonil. ¿Cómo sucedió eso en unos pocos malditos meses? —La voz de Mateo era inconfundible.
Entró en la habitación con una chica que parecía de mi edad envuelta en su brazo. Sus pechos estaban a punto de salirse de la camiseta atada que parecía un corsé.
Ella me guiñó un ojo. Sus pestañas eran obviamente falsas. Nadie tiene pestañas tan condenadamente largas.
—Vine a lidiar con Daniela —le contesté, mirando a mi padre, que estaba tomando otra larga calada de su cigarrillo mientras dejaba que sus ojos recorrieran a la mujer que Mateo había traído con él. Sabía que compartían de vez en cuando.
Esa no era la clase de porquería que quería cerca de Paula.
—Santa mierda, te debo mi maldito huevo izquierdo. Ella me está haciendo subir a la jodida pared. Por favor, calma su culo loco y ayúdame a encontrar una manera de hablarle. ¿Siempre ha sido así de demente?
Sabía que Daniela tenía sus problemas, pero escuchar al hombre que era la causa principal de ellos hablar así de ella, me molestó. Me levanté y di la vuelta para mirarlo.
—Si hubiera tenido un padre que le importara una mierda, tal vez habría sido tan normal como Carolina. Pero no lo tuvo. La dejaste sola con mi mamá. NINGÚN hijo debe ser sometido a eso. Al menos mi padre vino y me ayudó. Pasó tiempo conmigo. Me dio la sensación de ser querido. Nunca hiciste eso por Dani. Está jodida gracias a ti. —No tenía intención salir con sus verdades en el momento que entré en su casa, pero abrió su estúpida boca sobre mi hermana.
—Es la hermana del chico, Mateo. Ten cuidado al hablar mierda —advirtió Luca. Él había estado hablando mierda sobre Dani también, pero no lo culpé por ser como era.
La chica se apretó más a Mateo.
—Dijiste que esto iba a ser divertido. Quiero un poco de diversión, bebé. Tenías mi coño todo mojado en la limusina. Está listo para ser follado —canturreó.
Esto también era algo que no quería que Paula viera ni oyera. Ellos teniendo sexo barato y sucio. Sólo quería que Paula viera cómo era entre nosotros dos. No esta mierda retorcida.
—Sé una buena chica y desnúdate mientras hablo con el muchacho aquí.Juega bien y podría dejarle besar ese coño caliente también.
—Ooooh, bien. Dos en lugar de uno. —Se rió mientras sacaba la cadena de su camiseta para que se cayera al suelo dejando al descubierto sus pechos justo en
frente de todos nosotros. Una vez más, este era un comportamiento normal cuando yo había llegado a visitar a mi padre, pero las cosas eran diferentes ahora.
—Muer… em, ella tiene grandes pezones perforados —dijo mi papá antes de tragar el resto de su whisky y ponerse de pie.
—Voy a volver a mi habitación para comprobar a Paula. Hablaré contigo cuando ella se haya ido —le dije con disgusto antes de dirigirme a la puerta.
—¿Qué le picó a su culo? Normalmente le encanta disfrutar de los coños calientes que traemos aquí —preguntó Mateo cuando salí de la habitación.
No perdí el tiempo volviendo a donde Paula. Ella todavía estaba acurrucada en la cama. Me quité los zapatos y me fui a descansar a su lado. Poniéndola cerca de mí, me gustaba tenerla de esa manera. Esto era mucho más que todo lo que mi padre había tenido en su vida.
La poca profundidad de sus relaciones me hizo sentir pena por él.Sabía lo que se estaba perdiendo. A pesar de todo su éxito en la vida, se había perdido de alguna manera. Muchos años.
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Buenísimos los 4 caps!!!! cada día + atrapante esta historia.
ResponderEliminarBuenísimos 4 capítulos! cuantas cosas! q bueno q Pau haya tomado bien la visita de su padre! y qué loca es la vida en la casa del papá de Pedro. Ojalá la estadía ahí no los perjudique! :/
ResponderEliminarque buenos capitulos me encantaron besotes
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