martes, 7 de enero de 2014

CAPITULO 100






Pedro

Mi padre estaba cantando en la cocina mientras preparaba el pavo.
Retrocedí y vi a Paula mezclar algo en un bol y sonreír
felizmente. Luca seguía tratando de hacerla cantar con él y ella sólo reía mientras sacudía su cabeza. Hoy iba a ser difícil para ella y me gustaba verla sonreír.
Toda la semana me había debatido en decirle que había invitado a Miguel. 
Él estaría aquí en una hora.Había recibido un mensaje de texto cuando su avión aterrizó. No podía decidir si sorprenderla era buena idea. Quería hacer que esto fuera especial para ella. Era nuestro primer Día de Acción de Gracias juntos. 
Sabía que el hecho de que fuera el primer Acción de Gracias sin su mamá iba a ensombrecerlo, y entendía eso. Pero si podía hacer que fuera un buen recuerdo, uno que ella apreciara, entonces movería cielo y tierra para que pasara.
—¿Te estas escondiendo allí atrás porque tienes miedo de ensuciarte las manos, chico? —preguntó mi papá, mirando por encima de su hombro y guiñándome un ojo.
Paula se dio la vuelta con una cuchara en una mano y una sonrisa en su rostro. El delantal que estaba usando tenía cosas con volantes alrededor de las costuras y lunares de color rosa por todas partes. Estaba adorable.
Me acerqué a ella y la atraje más cerca para así poder besar esos lindos labios suyos.
—Estamos cocinando. No hay tiempo para esas cosas —dijo Luca con una risita.
Paula rompió el beso y apretó los labios. El brillo en sus ojos me hizo saber que se estaba esforzando por no reír. 
Me encantaba verla así. Especialmente en un día como hoy. Una vez más, Paula era más dura que la mayoría de los hombres que conocía. Seguía deslumbrándome con su fuerza una y otra vez.
—¿Puedo ayudar? —pregunté, inclinándome para presionar un beso más en la comisura de su boca.
—Sí, puedes ayudarme a llevar este gran pavo al horno sin que se caiga o se queme mi maldita mano —ladró Luca.
Paula se apartó de mí. —Ayuda a tu papá —contestó, todavía divertida.
Bien. Si Luca podía entretenerla, entonces era bueno para algo.
Hubo un breve golpe en la puerta y luego la voz de Isabel llenó la casa. — ¡Estoy aquí!
—Ya era hora —respondió Paula.
Isa entró a la cocina con Jose siguiéndola. Sus manos estaban llenas de bolsas de comestibles. Cómo podríamos necesitar más comida, no estaba seguro.
—¿Dónde pongo esto? —preguntó él, sin aliento.
—Justo allí en la encimera. —Paula señalo al único espacio disponible en la cocina.
Jose dejó la bolsa y soltó un suspiro de alivio, luego me miró. 
—Necesito una cerveza y quiero ver algo de futbol.
Abrí el refrigerador, saqué dos cervezas, y le entregué una.—Vamos.Salgamos del camino.
Jose miró a Isa que se encontraba congelada en su lugar observando a mi papá. Sacudió la cabeza y me miró. 
—Sí, salgamos de aquí antes de que Isabel se
vuelva completamente loca con tu padre.
—Me alegro de verte de nuevo también, Jose —gritó Luca cuando nos fuimos de la cocina.
—A ti también, Luca. Por favor ignora a mi chica. Está un poquito deslumbrada —respondió el.
Pasé caminando por la sala y la pantalla plana de ciento tres pulgadas mientras Jose miraba hacia atrás, a Isa, con nostalgia. Sabía que quería ver un partido, pero necesitaba hablar con alguien sobre Federico.
Salimos al porche y me senté en una de las tumbonas. 
—Siéntate. Vamos a ver un partido pero quiero preguntarte algo primero.
Jose se sentó a mi lado y tomó un trago de su cerveza. —Te ves serio.
—¿Sabías sobre Federico y Daniela? —pregunté, mirándolo de cerca. Jose no podía mentir. La ampliación de sus ojos me dijo que lo sabía. Ni siquiera esperé su confirmación
—. ¿No crees que decirme era importante? —pregunté.
Jose puso su cerveza en el suelo y dejó salir un gemido de frustración. 
Mierda. Sabía que estarías molesto cuando te enteraras. No quería ser el que te lo contara. Además, estabas lidiando con la pérdida de Paula y luego recuperándola.
Entonces vino su embarazo. Federico ni siquiera estaba enterado de que yo sabía. Él pensó que estaba manteniéndolo en secreto. Fuimos más observadores que tú en ese momento. Todo lo que podías ver era a Paula. El resto de nosotros notamos cosas…
Estaba en lo cierto. Había estado luchando por mi futuro. Había estado enfocado en recuperar a Paula y luego en protegerla a ella y a nuestro bebé. 
No había tenido tiempo para darme cuenta de algo o alguien más. Tal vez era mejor no haberme enterado. No había necesitado ninguna distracción.
—Tienes razón. Era mejor que no supiera. Necestitaba estar enfocado en Paula. No en otra cosa, entonces.
Jose sacudió la cabeza. —Aunque no salió bien.Dani sólo deja destrucción a su paso. Federico quedó destrozado por ello, pero está lidiando mejor con las cosas, ahora. Creo que va a regresar a Rosemary por un tiempo. Quiere distanciarse de ella.
Mi hermanita sí que sabía cómo causar problemas. Me estaba cansando de rescatarla siempre. Aunque no podía mejorar las cosas para Federico. Él debería haber sabido que no tenía que entrar en una relación con ella. 
Daniela no se comprometía.
El teléfono en mi bolsillo vibró y lo saqué para ver un texto de Miguel. Estaba aquí. Recé que traerlo hubiera sido lo correcto. Quería que el día de hoy fuera especial para Paula. Ella ya había sufrido lo suficiente.

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