domingo, 8 de diciembre de 2013

CAPITULO 32

CAPITULO 32





El cuerpo de Pedro se apretó. No respondió. Mi corazón se hundió. Ese secreto, fuera lo que fuera, nos impedía hacer algo más. Era muy importante para él, por lo tanto, era una señal de aviso para mí. Si no podía decirme algo que
incluso Isabel sabía, entonces teníamos un problema.
—Daniela es mi hermana menor. No... No puedo hablar de ella contigo. —El modo en que dijo contigo hizo que mi estómago se revolviera. Algo estaba mal aquí. Quería hacerle más preguntas, pero la tristeza y la pérdida que se apoderó de mí cuando me di cuenta que no me dormiría en su cama esta noche o cualquier otra noche me detuvo. Esto me impedía acercarme demasiado a Pedro. Nunca debí
haber dejado que me tocara como lo hizo antes. No cuando podía tan fácilmente echarme a un lado.
Nos quedamos en silencio hasta llegar a las oficinas. Pedro bajó del Range Rover sin decir una palabra y despertó a Isabel. Luego, la ayudó a entrar. Estaba cerrada, pero Isabel tenía una llave. Murmuró algo acerca de pasar la noche aquí o su padre la mataría. No fui de ayuda. No tenía la energía. Sólo quería ir a la cama. Quería ir a mi cama debajo de las escaleras. No a la nueva y grande que esperaba por mí.
Cuando volvió al coche, todavía estaba en silencio. Traté de averiguar por qué iba a cerrarse como lo hizo sobre lo de Dani y lo que podían significar los comentarios de Isabel, pero nada tenía sentido. Un par de minutos después
entrabamos en el garaje para cuatro coches. Abrí la puerta y bajé tan pronto como se estacionó. No esperé por él cuando me dirigí a la puerta. Estaba cerrada con llave, así que tuve que esperarlo para que viniera a desbloquearla.
Pedro abrió la puerta y dio un paso atrás para que yo pudiera entrar.
Entré y me dirigí a la cocina.
—Tu habitación está arriba ahora —dijo Pedro, rompiendo el silencio.
Ya lo sabía. Mi mente solamente estaba en otra parte. Di media vuelta y me dirigí hacia las escaleras. Pedro no me siguió. Quería mirar atrás y ver lo que estaba haciendo, pero no pude.
—Traté de mantenerme lejos de ti. —Sus palabras sonaban oscuras. Me detuve y me volví para mirarlo. Estaba de pie en el primer escalón, observándome.
La expresión de dolor en su rostro hizo que me doliera el corazón—. Esa primera noche, traté de deshacerme de ti. No porque no me gustaras. —Dejó escapar una dura risa amarga—. Sino porque lo sabía. Sabía que te meterías debajo de mi piel.
Sabía que no sería capaz de mantenerme alejado. Tal vez entonces te odié un poco a causa de la debilidad que serías capaz de encontrar en mí.
—¿Qué es lo que está tan mal de que te sientas atraído por mí? —pregunté, necesitando que al menos me contestara eso.
—Porque no sabes todo lo que puedo decirte. No puedo contarte los secretos de Daniela. Son suyos. La amo, Paula. La he amado y protegido toda mi vida.
Es mi hermana pequeña. Es lo que hago. A pesar de que te quiero como no he querido ninguna otra cosa en mi vida, no puedo contarte los secretos de Dani.
Cada palabra que salía de su boca sonaba como si estuviera siendo arrancada de él. Daniela era verdaderamente su hermana y entendía ese tipo de
lealtad y amor. Habría muerto por Valeria si pudiera. Sólo había sido quince minutos más joven que yo, pero habría hecho lo que ella necesitara que hiciese. Ningún hombre u otro sentimiento me habrían hecho traicionarla.
—Puedo entender eso. Está bien. No debería haber preguntado. Lo siento.
—Estaba arrepentida. Me había entrometido en su vida y en la de su hermana.
Obviamente, lo que fuera que Isabel sabía, no debería saberlo. Si Isa pensaba que la necesidad de Pedro de proteger a su hermana sería un problema para nosotros, se equivocaba.
Pedro cerró los ojos con fuerza y murmuró algo. Él estaba lidiando con algo. Tal vez esto había traído un mal recuerdo. Por mucho que me gustaría ir y abrazarlo, sabía que no era bienvenida en estos momentos. Había arruinado eso.
—Buenas noches, Pedro —dije y subí las escaleras. No miré atrás esta vez.
Fui directamente a mi habitación.


***


No había manera de confundir la hora por la mañana con estas ventanas.
No sería necesario poner la alarma del reloj. El sol me había despertado una hora antes de que sonara mi alarma. Me duché y me vestí con facilidad ahora que tenía
un cuarto de baño justo aquí y más habitación por la que moverme.
No estaba de humor para comer la comida de Pedro esta mañana. Realmente no estaba de humor para comer, pero hoy tenía dos turnos de trabajo, así que necesitaba algo de comida. Me pasaría por la cafetería y conseguiría un poco de cafeína y una magdalena.
La falda corta de lino negra y la camisa blanca, que teníamos que usar como uniforme cuando servíamos en el comedor del club, teníamos que mantenerlas lavadas y planchadas bajo nuestra responsabilidad. Ayer había pasado un par de horas planchando las pocas que tenía aquí en casa.
Una vez que me puse las zapatillas, me dirigí escaleras abajo. Todavía no había oído ninguna actividad en el piso de arriba hoy, así que sabía que Pedro todavía no se había levantado. Por una vez, estaba agradecida por no tener que
enfrentarlo. Ahora que había tenido tiempo de dormir, me avergonzaba por los acontecimientos de anoche.
No solo había dejado a Pedro tocarme en sitios donde nadie me había tocado antes, después me di la vuelta y actué como una zorra loca entrometida. Tenía que pedirle perdón, pero no estaba preparada para hacer eso ahora mismo.
Cerré la puerta con cuidado detrás de mí y me dirigí a mi camioneta. Por lo menos, esta noche no estaría en casa hasta que hubiese anochecido. Sin tener que
enfrentarme a Pedro al menos por doce horas más.

4 comentarios:

  1. oh quiero mas ,que es lo que oculta pedro , esta casado que onda el anillo ?

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  2. Mmmm me parece que ente Pedro y Daniela pasa algo más que una relación de hermanos. Me sorprendiste pensé que se venía la noche de pasión jajajaja muy buenos Carme!

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  3. que intriga Carmelina ja ja ja , Dani sera hermana de Pau tmb ?

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