CAPITULO 16
Me senté en mi cama escuchando las risas y la música en la casa. Había cambiado de opinión acerca de asistir a la fiesta todo el día. La última vez que había decidido ir me había puesto el único vestido bonito que aun poseía. Era un
vestido rojo que abrazaba mi pecho y caderas y luego colgaba en un corte baby doll a la mitad de mi muslo. Compré este vestido cuando Facundo me invitó al baile de
graduación. Luego, él fue nominado para rey y Carla Garcia fue nominada para reina. Ella había querido ir al baile con mi novio y él me había llamado preguntándome si estaba bien si él iba con ella en vez de conmigo. Todo el mundo
había dicho que ellos ganarían y pensaba que estaría bien si fueran juntos. Yo estuve de acuerdo y colgué de nuevo mi vestido en mi armario. Esa noche alquilé dos películas e hice brownies. Mamá y yo vimos comedias románticas y comimos brownies hasta que estuvimos llenas. Esa fue una de las últimas veces que recuerdo que ella no estaba tan enferma de la quimioterapia y podía realmente
comer dulce como brownies.
Esta noche, saqué el vestido de mi maleta. No era caro para los estándares de esta gente. En realidad, era bastante simple. El material rojo era gasa suave.
Eché un vistazo abajo a los tacones plateados de mi mamá que había conservado. Fueron los que ella usó el día de su boda. Siempre los había amado. Nunca los usó de nuevo, pero los mantuvo guardados en una caja envuelta.
Me arriesgué a la gran posibilidad de salir ahí y ser humillada. Yo no encajaba con ellos. Nunca encajé en mi escuela tampoco. Mi vida era solo un gran momento incómodo. Tenía que aprender a encajar. Dejar de ser la chica torpe que había sido excluida en la escuela secundaria porque tenía asuntos más
importantes.
De pie, me pasé las manos sobre mi vestido para alisar las arrugas de estar sentada pensando sobre si debía o no unirme a la fiesta. Podría caminar por ahí.
Quizás tomar una bebida y ver si alguien me hablaba. Si era un completo desastre, siempre podía volver corriendo aquí, ponerme mi pijama y acurrucarme en la cama. Esté era un buen paso para mí.
Abriendo la puerta de la despensa, me acerqué a la cocina muy agradecida de que no hubiera nadie ahí. Salir de la despensa sería un poco difícil de explicar.
Pude oír la voz de Federico riendo en voz alta y hablándole a alguien en la sala de estar. Él podría hablarme. Me sentiría cómoda con Federico.
Tomando una respiración profunda, caminé fuera de la cocina y tomé el pasillo hacia el vestíbulo. Rosas blancas y cintas plateadas estaban en todas parte.
Me recordaba a una boda en vez de una fiesta de cumpleaños. La puerta principal se abrió asustándome. Me detuve y observé unos familiares ojos ahumados
encontrándose con los míos. Mi rostro se sintió caliente cuando los ojos de Antonio tomaron una larga y lenta apreciación de mí.
—Paula —dijo cuando sus ojos finalmente hicieron su camino de vuelta a mi rostro—. No creía que esto fuera posible ser más sexy. Estaba equivocado.
—Diablos, chica. Te arreglas bien. —El tipo con el cabello rubio rizado y ojos azules me sonrió. No podía recordar su nombre. ¿Me lo había dicho?
—Gracias —Me las arregle para hablar con voz ronca. Estaba siendo torpe de nuevo. Este era mi oportunidad de encajar. Tenía que esforzarme.
—No sabía que Pedro había comenzado de nuevo a jugar golf. ¿O estas aquí con alguien más? —Confundida, me tomó un momento entender el significado de la palabras de Antonio. Cuando comprendí que él pensaba que yo estaba aquí con alguien que conocí en el trabajo, sonreí. Ese no era el caso en absoluto.
—No estoy aquí con alguien. Pedro es umm… bien, la madre de Pedro está casada con mi padre. —Tenía que explicarlo.
La lenta sonrisa de Antonio se hizo más grande mientras caminaba hacia mí.
—¿En serio? ¿Él está haciendo que su hermanastra trabaje en el club? —Chasqueó la lengua—. El chico no tiene modales. Si yo tuviera una hermana como tú la
mantendría encerrada… todo el tiempo —Hizo una pausa y estiró la mano para rozar su pulgar por mi mejilla—. Me quedaré contigo, por supuesto. No querrás estar sola.
Él estaba definitivamente coqueteando. Fuertemente. Me sentía fuera de mi liga con esto. Él tenía demasiada experiencia. Necesitaba un poco de espacio.
—Esas piernas tuyas deberían venir con una advertencia. Imposible no tocar
—Su voz bajo un grado y miré por encima de su hombro para ver que el rubio nos había dejado.
—¿Estas… eres amigo de Pedro o, uh, Daniela? —Pregunté
recordando el nombre que Federico usó para presentarnos la primera noche.
Antonio se encogió los hombros- —Dani y yo tenemos una amistad complicada. Pedro y yo no conocemos de toda la vida. —Antonio deslizó una mano detrás de mi espalda—. Sin embargo, apuesto todo lo que tengo a que Dani no es
una fan tuya.
No estaba segura. Nosotras no habíamos tenido algún contacto desde esa primera noche. —En realidad, no nos conocemos.
Antonio frunció el ceño. —¿En serio? Eso es raro.
—¡Antonio! Estas aquí —gritó una mujer mientras entraba en la habitación.
Él volvió su cabeza para ver a una pelirroja con largos rizos gruesos y un cuerpo lleno de curvas apenas cubierto con raso negro. Esta sería mi distracción. Comencé a caminar lejos y volver a la cocina. Mi momento de valentía se había ido.
Antonio cerró la mano sobre mi cadera, sosteniéndome firmemente en el lugar. —Lorena —Fue todo lo que dijo Antonio en respuesta. Sus grandes ojos
marrones pasaron de él a mí. Observe impotente como ella tomó su mano
establecida en mi cadera. Esto no era lo que yo quería. Tenía que encajar.
—¿Quién es ella? —replicó la chica, sus ojos estaban ahora analizándome.
—Se trata de Paula. La nueva hermana de Pedro —respondió Antonio en un tono aburrido.
Los ojos de la muchacha se entrecerraron y luego se echó a reír. —No, no lo es. Usa un vestido de mala calidad y zapatos incluso más baratos. Esta chica, quien
dice ser, está mintiéndote. Pero siempre has sido débil cuando se trata de una cara bonita, ¿no es así, Antonio?
En serio, debí haberme quedado en mi habitación.
Buenísimos los 2 caps. No veo la hora de leer cuando Pedro la vea.
ResponderEliminar