sábado, 29 de noviembre de 2014
CAPITULO 143
—¡Pedro! —gritó Jose desde un taburete de la barra cuando entré en el club. Esta no era mi escena normalmente, pero cuando recibí tres mensajes de texto de personas diciéndome que todo el mundo se encontraba reunido aquí esta noche, decidí que necesitaba la distracción.
—Alfonso está aquí —gritó alguien. Me dirigí a la barra, y Jose deslizó un chupito para mí mientras me acercaba. Jose era el mejor amigo de Antonio Kerrington. Un buen tipo. Simplemente no nos llamaría cercanos. No era cercano a nadie que no fuera Federico.
Era el único en quién confiaba.
—Bebe —dijo Jose, sonriendo. La rubia en su brazo me resultaba familiar, pero Rosemary Beach no era un lugar demasiado grande. Probablemente estuve con ella en algún momento.
—Hola, Pedro —dijo la chica con una sonrisa coqueta, y noté que la conocía. Sin embargo, no podía recordar su nombre.
Asentí y tomé rápidamente el tequila. No solía tomar chupitos, pero si iba a tener que soportar este lugar, necesitaría unos tragos de algo.
—¿Te has perdido? —me preguntó Federico con una sonrisa mientras caminaba a mi lado.
Sonreí. —Probablemente —contesté—. ¿Y tú?
Miró por encima del hombro. —No. Estoy aquí por Daniela.
Con el ceño fruncido, seguí su mirada y vi a Dani dando tumbos y riendo a carcajadas, mientras un tipo que no conocía se aferraba a su cuerpo apenas cubierto por ropa. —¿Qué diablos? —Comenzaba a moverme en torno a él cuando me agarró del brazo.
—No lo hagas. A ella le gusta. Están saliendo. Pero últimamente está bebiendo demasiado. Pensé en venir a verla, y me encontré con esto. Sólo da un paso atrás y obsérvala. Si cualquiera de nosotros hace algo antes de tiempo, se irá con el idiota, y ambos estaremos tratando con más drama del que queremos.
Se hallaba en lo cierto. Daniela era adulta. No era su papá, y tenía que dejar que cometiera sus propios errores. Aclarar su camino era agotador, y no la ayudaba. — ¿Preguntaste por ahí acerca de él? —dije.
Fede puso una cerveza en mi mano. —Vamos a sentarnos y esperar. Creo que ella está muy bien. Él es Charles Kellar, el nieto del viejo Morrison. Va a Harvard. Está aquí visitando a sus abuelos durante esta semana.
Siquiera era de su edad. Tomé un trago de la cerveza y vi como Dani tiraba del chico a la pista de baile y se quitaba los tacones de aguja. Al menos no se le rompería el maldito tobillo.
—No está tomando bien el asunto de Paula, ¿verdad? —preguntó Federico.
Me encogí de hombros. Quería no tener razones para que Dani estuviera disgustada. Necesitaba crecer de una puta vez y darse cuenta de que no era la única persona en el planeta. Pero no podía hacer que no me importara. —No. Pero tiene que aceptarlo. No es como si estuviera durmiendo con Paula. Sólo estoy dándole un lugar para quedarse —contesté.
—Pero quieres dormir con ella —dijo Fede, sonriendo.
—Cállate —gruñí, y le lancé una mirada de advertencia.
—Maldita sea, Pedro, yo quiero dormir con ella. No, retiro lo dicho. Quiero follarla hasta que pierda la razón. Ella es…
Me encontraba fuera de mi asiento y en su rostro tan rápido que me sorprendí a mí mismo. —¡No lo hagas! —grité. Tomé una respiración profunda para controlar la repentina ira hirviendo dentro de mí—. Mantente alejado de ella. ¿Entiendes?
Federico no se contrajo ni asintió asustado por haberme hecho enojar. En cambio, mi hermano se rio entre dientes. —Santa mierda —murmuró, y sacudió la cabeza—.Ella te tiene.
Eso me hizo retroceder y sacudir la cabeza. No sabía lo que decía. Simplemente no me gustaba que hablaran así de alguien indefenso y dulce.
—Pedro, no pensé que vendrías esta noche —dijo Dani arrastrando las palabras mientras paseaba a nuestra mesa y se agarraba del taburete vacío delante para no perder el equilibrio—. ¿Has conocido a Charles? ¿O no? No me acuerdo —dijo, y se tiró sentándose en el taburete.
—No, no lo he hecho —respondí, contento por la interrupción, incluso si se trataba de Daniela borracha.
—Charles Kellar —dijo el hombre, tendiéndome la mano—. ¿Eres Pedro... Alfonso? —preguntó, sus ojos ampliándose un poco cuando dijo mi apellido, con un tono casi
reverente. Era un fan de mi padre. Conocía esa mirada.
Asentí y tomé un sorbo de mi cerveza mientras ignoraba la mano. No estrecharía la mano del hijo de puta. Conocía a su tipo. Averiguó la conexión de Daniela con Slacker Demon e hizo su camino congraciándose con ella. Ella no comprendía que él era uno de muchos. Estuve en esta situación antes.
Una Daniela sobria hubiese visto esta basura de inmediato.
—Es un gran fan de Luca —dijo Daniela, rodando los ojos y moviendo la mano hacia Foster—. Lo sé. Me está utilizando para conocerte, y lo estoy usando porque es un muy buen polvo —dijo demasiado alto.
Federico se encontraba fuera de su asiento y moviéndose antes de que pudiera decir nada. —La tengo —me dijo.
Asentí en su dirección antes de mirar a Foster. Daniela chilló y se agitó sobre Fede, pero usó sus encantos para calmarla mientras la llevaba hacia la salida.
—No me llevo bien con idiotas que usan a mi hermana. Hazte un favor y quédate jodidamente lejos de ella. Me gustan tus abuelos, pero no me importa una mierda quienes son. No juegues con mi familia. ¿Entendido? —Mantuve mi voz baja y uniforme, mientras los ojos de Foster se abrían y asentía. Bajando de golpe mi cerveza, me levanté y seguí la misma ruta que Federico tomó con Daniela.
La camioneta de Federico se había ido cuando finalmente llegué a los estacionamientos. Llevaba a Daniela a casa. No tenía que llamarlo para comprobar eso. Me dirigí a mi auto y decidí que era seguro ir a casa ahora. Paula debía estar en la cama. No tendría que verla.
El alivio que sentí al ver a su camioneta destartalada estacionada de manera segura en el camino de entrada fue algo que no me encontraba con ánimos de admitir en ese momento. Sí, me ponía obsesivo sobre su seguridad, pero eso era porque era un jodido protector. Mi madre me obligó a cumplir ese rol a una temprana edad, y se encontraba en mi maldita sangre ahora. No podía evitarlo. Nada más.
Si teníamos suerte, Paula estaría dormida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario