martes, 21 de enero de 2014

CAPITULO 131





Pedro

El era perfecto. Conté los diez dedos de sus pies y manos, mientras que Paula besaba cada uno. También era tan condenadamente pequeño. No me había dado cuenta de lo pequeños que eran los bebés.
—Tenemos que decidir el nombre ahora —dijo Paula, mirándome después de que finalmente se las arregló para sostener a nuestro hijo con cuidado.
Habíamos lanzado varias ideas en torno a los últimos tres meses, pero nada había parecido bien. Paula había dicho que era difícil nombrar a alguien que nunca habías visto por lo que accedimos a esperar hasta que él naciera para nombrarlo.
—Lo sé. Ahora que lo vimos, tenemos que darle un nombre. ¿En qué piensas? —pregunté, rezándole a Dios que ella no sugiriera Luca Horacio otra vez. Amaba a mi padre, pero no iba a nombrar a mi hijo como él.
—Creo que luce como a Joaquin —dijo, sonriéndole. Yo no era un fan de ese nombre.
—¿Aún estas en contra de Alfonso? —Pregunté.
Sonrió. —Quiero poner Alfonso en su nombre, pero si lo nombramos Alfonso, no podremos hacerlo. Alfonso Alfonso suena tonto.

—¿Qué tal Benjamin? ¿Podríamos llamarlo Benja? —preguntó. Él dejó de mamar y la miró como si lo hubiese llamado por su nombre. Supongo que habíamos tomado a una decisión.
—Benjamin Alfonso suena bien —concordé.
Ella sonrió hacia mí con alegría y bajó la cabeza para darle un beso en la nariz al bebé. —Hola, Benjamin. Bienvenido al mundo.
Quería abrazarlo, pero parecía que había decidido ir a dormir en vez de socializar. Paula lo levantó y lo puso sobre su hombro y le palmeó la espalda suavemente. Me quedé allí y observé con asombro. 
Ésto era mío. Mi familia. Y eran perfectos.
Cuando Paula estuvo satisfecha con su intento de que eructara, lo envolvió apretadamente en su manta y me miró. —Es tu turno, papi. Necesito descansar.Mis ojos se sienten pesados.
Estiré las manos y tomé a mi hijo de los brazos de su madre. Lo sostuve firmemente apoyado sobre mi pecho y aspiré su dulce olor a bebé. 
—Ven, pequeño. Vamos a ponernos cómodos allí y ver si podemos encontrar algo de baloncesto para ver en la televisión.

***

Benja durmió contento en mis brazos y Paula se había dormido muy rápidamente después de que me lo entregara. Podría quedarme en esta habitación con ellos dos así para siempre. El solo hecho de que estuvieran cerca de mí y
sabiendo que estaban seguros hacia todo perfecto.
Un suave golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos. Me volví hacia ella para verla abierta, y entraron varios globos azules antes de ver la cabeza de Isa detrás de ellos. Se había quedado el mayor tiempo que pudo.
—Está bien, papá, me doy cuenta de que lo estás pasando genial, pero tienes que compartir. Ambos abuelos están en la sala de espera aguardando pacientemente —susurró después de ver a Paula dormir.
—No quiero molestar a Paula. Está exhausta. Llevare al bebé al ventanal en el cuarto de enfermeras. Haz que todos nos vean allí.
Isabel miró al bebé con nostalgia. Sabía que quería abrazarlo, pero todavía no estaba listo. No estaba tan seguro de que no lo dejaría caer. No estaba tan seguro de poder confiar en nadie para sostenerlo. Acurrucándolo más cerca de mí me pregunté cómo diablos se suponía que debía dejar que la gente viniera a mi casa y sostuviera a mi hijo.
—La enfermera me dijo que lo llamaron Benjamin. Me gusta —dijo.
—Le vamos a decir Benja.
Asintió y luego se dirigió de nuevo a decirle a todo el mundo dónde ir. No me importaba mostrarles a Benja a través de la seguridad de una ventana, pero no iba a dejar que todos respiraran sobre él y lo tocaran. Demasiados gérmenes. 
Era demasiado pequeño para esa mierda. Él necesitaba un poco más de carne antes de que tuviera que hacer frente a los microbios.
Entré en el cuarto de niños y nos registramos con una enfermera. Le expliqué que estaba allí para mostrar al bebé a sus familiares a través del cristal.
Cuando se dio la vuelta y vio a Luca de pie en la ventana quedó boquiabierta.
—Oh, Dios mío. ¿El bebé Alfonso es familiar de Luca Alfonso? Luca Alfonso de Slacker Demon? Asentí. —Sí. Es su nieto y realmente necesito mostrarle a Benja a su abuelo.
Ella se apresuró a hacer un camino para mí y me siguió hasta la ventana para mirar boquiabierta a mi padre. 
Luca, sin embargo, se centró por completo en Benja. Levantó el pulgar y me guiñó un ojo. Miguel tenía lágrimas en los ojos y asintió.
Federico estaba justo allí al lado de mi padre sonriéndole a Benjamin. Isabel estaba efusiva acerca de mi niño y Jose estaba asintiendo en acuerdo.
Marcos se abrió paso entre la multitud para conseguir una mirada de él y puso su mano en su cadera y sonrió a Benja. Entonces me miró y me dio el visto bueno como aprobación. Esta era nuestra gran familia. Puede que no tuviéramos
hermanos o madres aquí con nosotros, pero había gente que nos amaba y que amaría a Benja.
—¿Crees que podría conseguir un autógrafo de Luca? —preguntó la enfermera a mi lado.
—Ve ahí y pregúntale. Lo estás atrapando en un muy buen estado de ánimo —dije antes de girar y llevar a Benja de vuelta con su mamá.

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