martes, 3 de diciembre de 2013

CAPITULO 21




La miré y luego seguí su mirada hacia la pareja del primer hoyo. Reconocí instantáneamente a Pedro. Los pantalones cortos que vestía y el ajustado polo azul pálido lucían tan fuera de lugar en él. No encajaba con los tatuajes que yo sabía que cubrían su espalda. Era hijo de un rockero y eso corría a través de sus venas incluso si él usara esa cara ropa de golf. Giró su cabeza y sus ojos se encontraron con los míos. No sonrió. Solo miró hacia otro lado como si no me hubiera reconocido. No hubo reconocimiento. Nada.
—Alerta de perra —susurró Isa. Cambié mi mirada que tenía en él hacia la chica a su lado. Daniela o Dani como se referían a ella. Su hermana. El único tema que a él no le gustaba hablar. Ella llevaba una diminuta falda blanca que
parecía que más adecuada para jugar tenis. Llevaba un polo azul a juego y una visera blanca sobre sus rizos rubios.
—¿No eres fans de Daniela? —Le pregunté sabiendo ya la respuesta por su comentario.
Isa soltó una breve carcajada. —Uh, no. Y tú tampoco. Eres el enemigo número uno de ella.
¿Qué se supone que significa eso? No podía preguntarle porque habíamos parado a solo dos metros del combo de hermanos.
Traté de no hacer de nuevo contacto visual con Pedro. Al parecer, él no quería tener una pequeña charla.
—Me estás tomando el pelo. ¿Antonio la contrató? —siseó Dani.
—No —respondió Antonio en un tono de advertencia. No estaba segura si la protegía a ella o a mí o solo trataba de parar una escena. De cualquier manera, me
molestó.
—¿Van a querer algo de beber? —pregunté con la misma sonrisa que le doy a los demás miembros cuando hago la pregunta.
—Por lo menos sabe su lugar —dijo Dani con un tono sarcástico.
—Voy a tomar una Corona. De limón, por favor —dijo Pedro.
Me arriesgué a mirar en su dirección y sus ojos se encontraron con los míos por un breve momento antes de que él se girara hacia Dani. —Pide una bebida. Está
haciendo calor —Le dijo a ella.
Ella me sonrió y puso una mano bien cuidada sobre su cadera. —Agua con gas. Límpialo bien porque no me gusta la forma en que sale todo mojado por el hielo.
Isa metió su mano en la nevera y sacó el agua. Supongo que ella temía lanzársela a la cabeza de Dani. —No te he visto por aquí últimamente, Dani —dijo Isa mientras limpiaba la botella con una toalla que se nos suministró para ese
motivo.
—Probablemente porque estás muy ocupada en los arbustos, abriéndole las piernas a Dios sabe quién en vez de trabajar —Le respondió Dani.
Apreté los dientes y saqué de un solo movimiento la Corona de Pedro.
Quería lanzarle la bebida en la cara presumida de Dani.
—Ya es suficiente—La regaño Pedro suavemente. ¿Acaso era una maldita niña? Él la trataba como si tuviera cinco años. Ella era una adulta para que la gritara fuerte.
Le entregué a Pedro la Corona cuidando de no mirar a Dani. Tenía miedo de que tuviera un momento de debilidad. En cambio, mis ojos se encontraron con los de él mientras le entregaba la botella.
—Gracias —dijo y deslizó un billete en mi bolsillo. No tuve tiempo de reaccionar antes de que él se alejara tomando a Dani por el codo—. Ven y muéstrame como aún no puedes patear mi trasero jugando —dijo él en tono de broma.
Dani lo abrazó. —Estás acabado. —El cariño sincero en su voz mientras hablaba con él me sorprendió. No podía imaginar a alguien tan mala como ella siendo amable con otros.
—Vamos —siseó Isa, agarrando mi brazo. Comprendí que había estado allí de pie observándolos.
Asentí y comencé a girar cuando Pedro miró hacia atrás, por encima de su hombro, directo hacia a mí. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios y luego miró de nuevo a Dani diciéndole que palo utilizar. Nuestro momento había
terminado.
Ni siquiera fue un momento.
Una vez que estuvimos fuera del alcance de ser escuchadas, miré a Isa.
—¿Por qué dijiste que yo era el enemigo número uno?
Isa se retorció en su asiento.
—Honestamente, no lo sé con exactitud. Pero Dani es posesiva con Pedro. Todos saben eso… —Se calló y no pudo hacer contacto visual conmigo. Ella sabía algo, pero ¿Qué sabia? ¿De qué me estoy perdiendo?

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